¡NUNCA MAS DICTADURA!

¡NUNCA MAS DICTADURA!

En el Uruguay, como en otros países de América (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay) y en otras partes del mundo, no hace mucho tiempo, sucedieron cosas horribles que debemos contar para que se conozcan y nunca más vuelvan a suceder.

Es que luego de miles de años de humanidad, aún no hemos aprendido a respetarnos mutuamente, y mediante la fuerza de golpes de estado las dictaduras militares robaron la libertad, destruyeron la democracia y violaron todos los derechos humanos.

El 27 de junio de 1973, el presidente Juan María Bordaberry junto a algunos civiles y los militares de entonces dieron un golpe de estado disolviendo el Parlamento de la República Oriental del Uruguay.

Un “Golpe de Estado” es quedarse con el gobierno por la fuerza, aunque en el caso de Uruguay se trató de un “autogolpe”, porque lo encabezó el presidente electo, que desde ese día se convirtió en dictador.

El presidente y las Fuerzas Armadas, con tanques del ejército, aviones de la Fuerza Aérea y buques de la Armada le dieron una patada a la democracia, traicionando al pueblo, la Constitución y las leyes.

El 27 de junio de 1973 fue un día muy triste. El golpe de Estado, instaló una dictadura que duró casi 12 años, hasta el 1 de marzo de 1985.

Comenzó la dictadura imponiendo su gobierno a la fuerza y bajo la amenaza de las armas. A primera hora de la mañana el Ejército rodeó con carros blindados el Palacio Legislativo e ingresaron los militares, generales y coroneles, con pistolas y ametralladoras en mano.

El Golpe de Estado no fue aceptado por el pueblo. Trabajadores, estudiantes y vecinos comenzaron una huelga general con ocupación de los lugares de trabajo y los centros de estudio, que duró 15 días, desde el 27 de junio hasta el 9 de julio de 1973.

La dictadura quiso controlarlo todo. Los militares tenían la fuerza para obligar al pueblo a comportarse como ellos querían. Y la gente les tenía miedo. No hubo libertad para hablar. No se podía decir lo que se pensaba, sobre todo si era contra la dictadura. Todo era censurado: las canciones, el cine, la radio, los periódicos, los libros, las letras de las murgas, el carnaval, los profesores y maestros, los estudiantes y trabajadores. No se podía protestar.

Persiguieron a los jóvenes, por el pelo largo en los varones o las minifaldas en las mujeres, por sus ropas, por su condición de jóvenes.

Los militares veían o imaginaban enemigos por todas partes y como no tenían que rendirle cuentas a nadie, no tuvieron límites. Detuvieron ilegalmente a miles de personas, asesinaron, torturaron y hasta hubo que inventar nuevas palabras para describir una de las mayores atrocidades: la desaparición forzada. Sí además de matar y torturar, “desaparecieron” a hombres, mujeres y niños.

Familias enteras de uruguayos que vivían en Buenos Aires fueron “desaparecidos” por militares uruguayos y argentinos. Los mantuvieron prisioneros en “centros clandestinos de detención” en Buenos Aires y luego los trasladaron a Uruguay, donde aún muchos siguen desaparecidos. Se realizaron coordinaciones represivas internacionales, como el nefasto “Plan Cóndor” que coordinó operaciones represivas de militares uruguayos, argentinos, chilenos, paraguayos y brasileños.

¡Si habrán sufrido los niños! Hijas e hijos de padres asesinados por la dictadura. Niñas y niños que nacieron en cautiverio y estuvieron presos con sus mamás. Hijas e hijos de presas y presos políticos. Niños que crecieron a escondidas sufriendo su infancia, la cárcel y los carceleros cada vez que podían visitarles. Niños secuestrados junto a sus padres. Niños robados de los brazos de su mamá y entregados a otras familias: Niños y jóvenes que un día descubrieron que sus padres no eran en realidad sus verdaderos padres. Que fueron robados cuando bebés. Que son hijos de desaparecidos.

Mucha gente fue presa, aunque nada la inculpara, sin motivo y sin importar la edad.
Los que pudieron, escaparon y se refugiaron como exiliados políticos con sus familias o solos en otros países, cercanos y lejanos.

Entre 1968 y 1985 desaparecieron más de 200 uruguayos, en nuestro país y en el exterior. Pasaron por cárceles y cuarteles cerca de 8.000 presos políticos. Fueron famosas dos grandes cárceles: el penal de Punta de Rieles, para las mujeres y el penal de Libertad, para los hombres.

Fuente: “EL DERECHO Y EL REVÉS” de Oscar López Goldaracena